Todos los padres somos cada vez más conscientes de lo importante que es el ejercicio físico. Mantenernos físicamente activos es beneficioso tanto para el cuerpo como para la mente, y la mejor forma de aficionarse al deporte es a edades tempranas.
Otro factor por el que muchos padres quieren que sus hijos practiquen ejercicio es el incremento actual de la obesidad infantil. Los malos hábitos alimenticios junto con el sedentarismo impuesto por la larga jornada escolar se unen, en quizá demasiadas ocasiones, a un tiempo de ocio lleno de televisión y videojuegos.
Ante esto muchos padres deciden apuntar a sus hijos a alguna actividad deportiva, pero ¿qué podemos hacer si nuestro hijo dice que no quiere porque no le gusta el deporte?
Si nuestro hijo dice que no quiere hacer deporte, deberemos averiguar las causas y hacernos varias preguntas:
¿No quiere hacer deporte en general o no quiere hacer un deporte concreto?:
Puede ser que no le guste un deporte concreto. Por ejemplo, quizá a la mamá le encantaría que su niña ganara una medalla olímpica en gimnasia rítmica, pero quizá la niña prefiera hacer atletismo.
También es posible que si el niño o la niña son muy pequeños sean incapaces de comprender reglas complicadas de determinados deportes. En este caso conviene esperar a que crezca un poco y optar por otro tipo de actividades.
¿Por qué a mi hijo no le gusta el deporte?
-¿Comenzó con ilusión y de pronto la perdió?: Puede que sea pequeño y hasta que no probó una actividad no supo que no le gustaba, ¿acaso no nos ocurre esto también a los adultos? En este caso deberemos ser pacientes y darles la opción de probar otras actividades.
También es posible que al comenzar, sobre todo si es tímido, sienta que no está a la altura de sus compañeros o que la presión sobre él sea demasiado grande (puede tener miedo escénico, puede tener miedo a las burlas de algún compañero de equipo, o quizá el entrenador es demasiado exigente, también puede tener miedo a decepcionarnos). Si el caso es que no se encuentra cómodo porque el ambiente es demasiado competitivo (algunos entrenadores de futbol infantil pueden creer que entrenan en primera división) lo mejor es buscar otro equipo donde el niño se encuentre más feliz. Los niños excesivamente tímidos pueden estar preocupados por no encajar debido a que aún no juegan bien, en este caso nosotros podemos ayudarles quitando importancia al asunto y explicando que todos jugaban igual que él al comenzar. También podemos ayudarle a practicar por su cuenta con nosotros.
Otra opción es elegir un tipo de deporte más individual o preguntarle si quiere apuntarse a algún deporte que practique algún amigo suyo, así, al ir con un amiguito se sentirá más animado y seguro.
Lo principal es no forzarles a ninguna actividad concreta y darles la oportunidad de ir probando.
Si a pesar de todo, tu hijo sigue sin querer hacer ninguna actividad deportiva no importa, haz deporte con él los fines de semana. Será más sencillo que incorporen la actividad física como parte de su vida si ven que nosotros hacemos lo mismo, y seguro que será un recuerdo imborrable patinar con mamá o jugar al baloncesto en familia, ¿no creéis?
Saludos.
Javier Bermejo
Deportista Olímpico
Gestor Deportivo.
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